Rusia ha reaccionado de manera contundente ante las críticas del expresidente Donald Trump, quien calificó a Vladimir Putin de “absolutamente loco” por la persistencia de los ataques en Ucrania. En un giro inesperado, el Kremlin optó por un tono diplomático, agradeciendo a Trump su apoyo en las negociaciones con Ucrania y señalando que sus comentarios reflejan una “sobrecarga emocional” presente en todas las partes involucradas.
Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, afirmó que las declaraciones de Trump son un indicador del clima actual, donde la frustración se ha apoderado de muchos, incluso de aquellos que anteriormente mantenían relaciones constructivas con Rusia. Peskov justificó las acciones militares de Putin, argumentando que son respuestas necesarias para la seguridad nacional, a la vez que responsabilizó a Ucrania por los recientes bombardeos rusos, alegando ataques previos con drones contra territorio ruso.
La escalada del conflicto en Ucrania es alarmante. Este domingo, Rusia lanzó un impresionante número de 35 drones y nueve misiles, mientras que interceptó 96 drones ucranianos, lo que evidencia una intensificación de las hostilidades. Peskov insistió en que los ataques rusos están dirigidos exclusivamente a objetivos militares, a pesar de las denuncias de daños en infraestructuras civiles.
La situación actual ilustra una tensión creciente y un ciclo de agresiones en un conflicto que parece estar lejos de resolverse. En este contexto, las palabras de Trump, aunque críticas, han sido utilizadas por el Kremlin para reforzar su narrativa de defensa nacional. La comunidad internacional observa con creciente preocupación cómo la retórica se convierte en acción militar, y cómo las relaciones diplomáticas se desmoronan en medio de un ambiente de desconfianza y hostilidad.